Padres Primerizos: Sandy Gabriel Cuenta Su Experiencia

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La relación entre Sandy Gabriel y su hijo Sebastián, inició desde que “El Sebast”, como le llama a su retoño de tres años y medio, chapaleaba y se formaba en el vientre de su madre.

El talentoso saxofonista y compositor oriundo de Puerto Plata, se tomó muy en serio su rol de padre primerizo.

Sandy, amo y amante de las cosas bien hechas y los detalles, le hablaba a su hijo mucho antes de que él sintiera el airecito del mundo. “Conocía mi voz y se movía increíblemente cuando tocaba el vientre de su madre”, relata el orgulloso padre que filmó el parto y fue la primera persona que el bebé miró cuando por fin pudo conciliar sus tiernas pupilas con la luz.

“Yo corté su ombliguito. Siempre recordaré su carita. Me miraba como reconociendo la voz que escuchaba antes de nacer”, nos cuenta el artista que recientemente grabó dos temas con el famoso percusionista puertorriqueño Giovanny Hidalgo, para la producción que presentará próximamente con aportes musicales de Chucho Valdés.

La inteligencia de Sebastián, tiene enamorado a su papi. La complicidad y confianza entre padre e hijo es tal que se bañan juntos y el niño le acompaña en el estudio, en las sesiones en que Sandy compone y crea maravillas a soplo de saxofón.

Enseñanzas de ser padres primerizos
Cuenta Sandy que cuando están solos, “El Sebast” se luce. Le pide un instrumento y una cancioncita, pues el niño es más feliz con un saxo de verdad que con un juguete no importa la dimensión.

“No hay quien lo saque del estudio, me pregunta sobre cada detalle que tengo. Vemos muñequitos, desayunamos, almorzamos y jugamos pelota juntos”, relata Sandy con el orgullo y la contentura rozando sus labios e iluminando las mejillas.

Sebastián tiene buen oído y destreza para tocar. A su padre ha dejado perplejo al afinar en canciones complicadas.

Ellos hacen una dupla admirable, un par de almas unidas por el amor, la familia y ejemplo de paternidad responsable.

En Sandy Gabriel, el artista, no hay espacio para la irresponsabilidad. “Ser padre me compromete a hacer las cosas bien hechas porque mi hijo es muy despierto y me cuestiona en todo. Además, si no se siente satisfecho, insiste hasta lograr su objetivo”.

Adicionalmente, ser padre le ha enseñado a ver la vida con sobrada madurez. Por eso, confiesa, trata de ir por el camino correcto, ser honesto consigo y con los demás. Quiere que hoy y mañana “mi hijo se sienta orgulloso de mí”. La paternidad en este ingenioso y creativo primerizo le ha enseñado a valorar más a su padre y madre, porque “se fajaron para que yo sea humildemente una persona educada y con altos valores familiares que nos ayudan a crecer y caminar correctamente por la vida”, afirma.

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